Foto: Mariela Lombard / El Diario
NUEVA YORK - Ensamblar estructuras de hierro en las alturas es la odisea que el brasileñoFlavio de Lima (38) desempeña diariamente con orgullo en la Zona Cero. El herrero, quien se casĂł pocos dĂas antes de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, labora desde el 2010 en la reconstrucciĂłn del complejo del World Trade Center.
“Disfrutaba de mi luna de miel cuando observĂ© en la televisiĂłn el impacto del primer aviĂłn. La escena marcĂł mi vida para siempre”, contĂł De Lima, quien pertenece desde hace 12 años al sindicato Ironworkers Local 40. “La reconstrucciĂłn de lo devastado genera esperanza y manos latinas están aportando en esta nuevo capĂtulo de la historia estadounidense”, indicĂł con orgullo el trabajador.
El vértigo no vence a Flavio, un residente de Westchester, al norte de Nueva York. Sujeto con un arnés y a golpe de martillo, el brasileño labora suspendido a 21 pisos de altura.
“Hemos observado desde las nubes el progreso de esta gran ciudad”, sostuvo. “Es una experiencia excepcional. Mis hijos escuchan atentos y asombrados cuando les hablo de mi aporte, y de cĂłmo la ciudad es distintamente hermosa al amanecer o en medio de la noche”.
El colombiano Edwin Jaramillo (39) también describe su lugar de trabajo como "la más magnifica oficina" debido a la espectacular vista de la Gran Manzana.
El residente de Richmond Hill, en Queens, y que está afiliado al sindicato Local 46 Metallic Lathers & Reinforcing Ironworkers, instala barras de hierro que más tarde se cubren con concreto. Es lo que los trabajadores llaman el "esqueleto del edificio". La estructura está diseñada para soportar el peso y la vibración.
“Cuando vine a trabajar a la Zona Cero comencĂ© en la torre cuatro. Eso era un hueco. Fue algo duro para sentir al pensar en las vidas perdidas”, comentĂł el trabajador en el comedor del Essex World Cafe, una cafeterĂa que sirviĂł de refugio para socorristas y voluntariosen el 9/11.
Jaramillo, quien también trabajó en la torre tres, dijo que para llegar a su trabajo en las alturas debe tomar dos elevadores y caminar ocho pisos por las escaleras.
“Paso el dĂa atado con un arnĂ©s uniendo el hierro a 35 pisos de altura. Es realmente duro trabajar con todo ese peso en el verano”, expresĂł. “Hay dĂas muy buenos, pero otros que son horribles; pero hay que hacerlo pese al calor infernal”.
El herrero, quien creciĂł en Queens, pero sus padres son inmigrantes de Palmira, enColombia, dijo que era asistente de vuelo para American Airlines. El dĂa de la tragedia estaba en servicio.
“Fueron horas de angustia hasta que llamĂł para decir que estaba bien”, recordĂł el Jaramillo.
Tienen su hisoria
El dominicano Ramón Madera (35), un miembro del sindicato Local 580 Ornamental Ironworkers, laboró algunos meses en la etapa final de la torre uno, pero desde hace un año trabaja en la torre tres instalando las ventanas de las oficinas.
“Pasamos el dĂa midiendo, cortando el hierro y soldando piezas suspendidos en el aire, siempre confiando nuestra vida al arnĂ©s y a los compañeros”, explicĂł. “No hay cabida para el error. A esa altura todo puede ser catastrĂłfico”.
RamĂłn, quien era agente de seguridad en el Aeropuerto LaGuardia en 2001, manifestĂł que, de alguna manera, los trabajadores de la Zona Cero tienen una historia que contar acerca del 9/11.
“A 14 años estamos aquĂ, levantando de nuevo los cimientos del futuro y los latinos somos protagonistas”, indicĂł el dominicano.
Lo mismo piensa el puertorriqueño Jesús Rivera (50), quien pertenece al sindicato Laborers International Union of North America Local 79 y trabaja en labores de limpiezaen la Zona Cero desde hace nueve años. Sale de su casa en Yonkers a las 4 de la mañana, toma un autobús y llega a la ciudad dos horas más tarde. El boricua perdió a dos amigos en los ataques.
“Las familias de las vĂctimas han reconstruido sus corazones como nosotros hemos reconstruido el World Trade Center”, dijo. “Cada año en las ceremonias de conmemoraciĂłn, los trabajadores podemos ver resignaciĂłn en las familias”.
Trabajadores que son héroes
Los trabajadores de la construcciĂłn tambiĂ©n respondieron a las labores de limpieza a pocos dĂas de la tragedia, y muchos han muerto por causa de las enfermedades. Sus cascos prevalecen como sĂmbolo de su heroĂsmo en las oficinas de sus sindicatos.
Más de 26,000 personas han trabajado en la reconstrucción del complejo del World Trade Center. El proyecto abarca 16 acres con un costo total de, aproximadamente, $15,000 millones - frente a una estimación de $ 11,000 millones en 2008 - y aunque la limpieza del sitio terminó oficialmente en mayo de 2002, la construcción del One World Trade Center, de 1,776 pies de altura, no comenzó hasta 2006. Su diseño original fue alterado por motivos de seguridad
fuente:http://www.eldiariony.com/
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