NEW HAVEN, Estados Unidos — Anthony Barroso tenĂa 13 años y se alistaba para ir a la escuela cuando llegaron por su papá.
Tan pronto como abriĂł la puerta, supo que la media docena de hombres que estaban afuera de su casa no eran policĂas locales. Llevaban armas de grueso calibre y sus chalecos antibalas tenĂan la sigla “ICE”, deImmigration and Customs Enforcement (Servicio de InmigraciĂłn y Control de Aduanas de Estados Unidos).
Ellos arrestaron y deportaron al padre de Anthony, un ecuatoriano que durante más de una dĂ©cada habĂa estado trabajando ilegalmente como contratista en New Haven.
Un oficial le advirtiĂł, mientras su hermanita lloraba, que pronto regresarĂan por su madre.
“Todo se vino abajo ese dĂa”, dijo Anthony, cuya madre se hundiĂł en la pobreza tras la deportaciĂłn de su padre. Ahora el joven estudia en un colegio tĂ©cnico profesional. Pudo quedarse en Estados Unidos gracias al programa de acciĂłn diferida de deportaciones que firmĂł el presidente Barack Obama.
La redada de 2007 fue uno de los cientos de operativos federales que tenĂan en la mira a inmigrantes con trabajos ilegales y que se realizaron durante el segundo mandato de George W. Bush.
Las redadas de trabajadores ilegales disminuyeron durante el gobierno de Obama, aunque este ha deportado la cifra récord de 2,5 millones de inmigrantes desde 2009, principalmente al concentrarse en personas que acababan de cruzar la frontera, empleadores que contrataban trabajadores ilegales e inmigrantes con condenas penales.
No obstante, mientras el presidente electo Donald Trump se prepara para tomar posesión y cumplir su promesa de deportar entre dos y tres millones de inmigrantes indocumentados que hayan cometido delitos, los expertos dicen que esperan el regreso de las redadas que atraparon a miles de trabajadores en autolavados, plantas empacadoras de carne, proveedoras de frutas y hasta en sus hogares, como en la época de Bush.
“(Trump) dice que no le gustamos aunque tengamos papeles”, se lamentĂł Teresa Vara González, oriunda de Morelos, MĂ©xico, y quien ganĂł una demanda contra el ICE tras ser detenida en 2007 con la intenciĂłn de ser expulsada. LogrĂł quedarse en el paĂs, pero la llegada de Trump ha vuelto a despertar sus temores ante una posible deportaciĂłn.
“Si Trump de verdad quiere aumentar drásticamente el nĂşmero de arrestos, detenciones y deportaciones, creo que tiene que hacer redadas en oficinas”, comentĂł Michael J. Wishnie, profesor de Derecho de Yale que aboga por los detenidos en causas de derechos civiles.
Desde su elecciĂłn, Trump ha sugerido que planea concentrarse en la deportaciĂłn de delincuentes. Sin embargo, los asesores del presidente electo han dicho que para llegar rápido a la meta de deportaciones, serĂa necesario ampliar la definiciĂłn de quiĂ©n es un delincuente.
En julio de 2015, los expertos del Instituto de PolĂticas Migratorias calcularon que, de los cerca de 11 millones de inmigrantes que viven en Estados Unidos ilegalmente, 820.000 tienen antecedentes penales. Obama se apegĂł a esa definiciĂłn durante su segundo mandato, al deportar a unos 530.000 inmigrantes condenados por delitos desde 2013.
Trump necesitarĂa expandir la definiciĂłn para que incluyera a los que son sospechosos de formar parte de pandillas o de traficar drogas, además de los que viven en Estados Unidos de manera ilegal y han sido acusados de cometer delitos pero sin ser condenados, asĂ como aquellos cuyas visas han expirado y quienes han cometido delitos menores como infracciones de tránsito.
“Esos serĂan los primeros en caer: inmigrantes indocumentados que no son peligrosos y tienen familia”, comentĂł John Sandweg, exdirector del ICE en la administraciĂłn de Obama. “Esas personas no se ocultan. Los delincuentes, sĂ”.
Michael Chertoff, secretario de Seguridad Nacional durante el gobierno de Bush, defendiĂł las redadas en el lugar de trabajo. Dijo que estos operativos habĂan probado ser una forma poderosa de aplacar el “ecosistema del contrabando” que envalentona a los migrantes a ingresar en el paĂs sigilosamente y empodera a los empleadores para que puedan contratarlos ilegalmente, en condiciones que no cumplen con las regulaciones y que, a veces, son inhumanas.
“Hemos descubierto que es efectivo con objetivos bien establecidos”, dijo Chertoff en una entrevista. “No nos paramos al azar en una oficina para hacer una redada”.
Trump no ha especificado cĂłmo planea deportar a varios millones de inmigrantes indocumentados, o si planea recurrir a estas redadas en los lugares de trabajo. En una entrevista con Fox News durante su campaña, dijo que usarĂa las estrategias de Bush y Obama, pero “de manera mucho más enĂ©rgica”.

Los activistas temen que las imágenes de agentes del ICE sacando a grupos de trabajadores de algĂşn lugar podrĂan ser atractivas para Trump, quien fue una estrella de los reality shows.
“Si lo que quieres es aplicar la ley creando un imaginario, eso es lo que hay que hacer”, dijo Muzaffar Chisti, abogado y director de la oficina neoyorquina del Instituto de PolĂticas Migratorias.
La portavoz del ICE, Sarah RodrĂguez, dijo que no podĂa especular sobre lo que la nueva administraciĂłn harĂa.
Para 2011, las redadas en el lugar de trabajo habĂan disminuido un 70 por ciento desde 2008, el Ăşltimo año del gobierno de Bush, y los legisladores republicanos le suplicaron a Obama que regresara a la era de las detenciones masivas en oficinas.
En vez de eso, Obama iniciĂł un drástico aumento de las “redadas en papel”, o investigaciones a los empleadores que se sospechaba que estaban contratando trabajadores ilegales. Desde enero de 2009, el ICE ha auditado a más de 8900 empleadores e impuesto más de 100,3 millones de dĂłlares en multas, segĂşn los datos gubernamentales.
Obama también implementó un aumento máximo de detenciones en cruces fronterizos, lo que contribuyó a la cantidad récord de deportaciones de su administración.
“Pensamos que Obama harĂa lo imposible y acabĂł por usarnos como chivos expiatorios”, manifestĂł Frank Sharry, fundador y director ejecutivo de America’s Voice, un grupo a favor de los migrantes.
fuente:http://www.nytimes.com/