“Es intolerable que todavĂa miles de personas
mueran cada dĂa de hambre, a pesar de las grandes cantidades de alimentos
disponibles y, a menudo, simplemente desperdiciados” Papa Francisco
Por Lic. Alejandro Jerez Espinal
Lograrun consenso para establecer un concepto
sobre el hambre, algo que se vive y se siente cada dĂa, como uno de los principales
problemas y causa de muertes en la humanidad, se ha tornado
tan difĂcil como el hecho mismo de combatirla. De forma simple y entendible
desde un punto de vista biolĂłgico se podrĂa afirmar que es la ausencia de
ingesta de alimentos durante un tiempo prolongado, se sostiene que un ser
humano cuatro horas después de la última comida está en estado de hambre, pero
el problema reviste una mayor complejidad y guarda relaciĂłn con la capacidad de
adquirir esos alimentos y la disponibilidad de los mismos en un momento
determinado.
En correspondencia con la disponibilidad
fĂsica de los alimentos, la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO), desde la Cumbre Mundial de la
Alimentación (CMA) de 1996, plantea que la Seguridad Alimentaria ̈a nivel de individuo, hogar, nación y
global, se consigue cuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso
físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo, para satisfacer
sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objeto de llevar una
vida activa y sana”.
Este concepto supedita la problemática del
hambre a la Seguridad Alimentaria y trae a colaciĂłn otros elementos que deben
ser ponderados al momento de plantear iniciativas para combatir este flagelo,
estos son los relativos al hambre intermitente y hambre oculta, ya no se trata
tan solo de no consumir los alimentos durante un tiempo determinado o de
hacerlo de forma ocasional, sino de consumirlo en cantidad y calidad necesaria
para preservar una adecuada nutriciĂłn y buena salud.
La asimilaciĂłn de este concepto combinado conacertadas polĂticas
pĂşblicas aplicadas por los gobiernos para garantizar la seguridad alimentaria y
nutricional, ha permitido avances durante más de un decenioen la reducción del
hambre en todo el mundo, en especial en la regiónde América Latina y Caribe,
aunquetodavĂa millones de seres humanos padecen hambre y malnutriciĂłn con altos
niveles de afectación al sano desarrollo de los niños, la eficiencia productiva
de los adultos y la salud de los envejecientes.
Esta tendenciasostenida
ypositiva de disminución del hambre, se revierte a partir del año 2014,cuandoel
número de personas subalimentadas pasó de 777 millones en el año 2015, a 815
millones en el año 2016, lo que
representa el 11% por ciento de la población mundial, motivado por factores como el cambio climático, quecon sus prolongados
ciclos de sequĂas e inundaciones genera devastadores daños a la producciĂłn de
alimentos y la subsistencia de las personas y por la intensificaciĂłn de los
conflictos bĂ©licos que por diversas motivaciones afectan paĂses en todo el
mundo y ocasionan grandes desplazamientos de familias, con el triste drama que
todo ello implica. Este aumento en 38 millones se genera muy a pesar de que en
el mundo se produce suficiente alimentos para todos, de acuerdo al informe de
la FAO, sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutriciĂłn,
correspondiente al año 2017.
Hay otras variables
como elurbanismo descontrolado y sin planificaciĂłn en predios con vocaciĂłn
agrĂcola, el uso de grandes extensiones de tierras en la producciĂłn de
biocombustibles, el peligro que implica un aumento de la población que no esté en
correspondencia con los niveles de producciĂłn de alimentos y la pobreza extrema
que genera la imposibilidad materialde adquirir esos bienes de origen agrĂcola
y pecuario, por la falta de ingresos o disponibilidad insuficientes de los mismos,
también juegan en contra de la seguridad
alimentaria.
Por otro lado lo que
se conoce como el rostro oculto del hambre, la malnutriciĂłn,tiene que ver con
las carencias, excesos y desequilibrios de la ingesta de calorĂas y nutrientes
por parte de una persona.Comprende la desnutriciĂłn, el exceso o carencia de
micronutrientes, el sobrepeso, la obesidad y las enfermdades relacionadas con
la alimentaciĂłn. El informe de la FAO sobre estado de la seguridad alimentaria
y la nutrición, correspondiente al año 2017, estima que para el año 2016, la anemia afectaba
unos 613 millones de mujeres en edad fértil entre 15 y 49 años, 154.8 millones de infantes
menores de cinco años con desnutrición crónica y 640.9 millones de obesos
adultos en todo el mundo.
La humanidad está en los albores de la próxima
gran transformaciĂłn de sus estructuras productivas impulsados por los grandes
avances tecnolĂłgicos en la inteligencia artificial, la nanotecnologĂa, el
internet de las cosas, la big data, el blockchain, un aumento sin precedente de
la concentraciĂłn del capital y de la producciĂłn de alimentos, sin embargo, el
rostro del hambre en niños, adolescentes, adultos y envejecientes se consolida
y crece de forma lastimosa en pleno Siglo XXI, ante la indiferencia de algunos gobiernos
que no aplican una justa distribuciĂłn de las riquezas para beneficiar mĂnimante
a los que malviven en la pobreza extrema.
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