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Capotillo, un barrio caliente

 

El TĂşnel conduce directo hacia el lĂ­mite costero de una comunidad que entre las sombras del olvido de sus necesidades lucha por iluminar un nuevo porvenir.


El ensanche Capotillo es un sector del que casi to­dos los ciudadanos han es­cuchado hablar por lo me­nos una vez, en buena o mala forma.

Los más de 700,000 me­tros cuadrados que abar­ca esta barriada son el es­cenario de ambientes de hostilidad, pero tambiĂ©n de moradores que con sus acciones buscan disipar las sombras que permutan sobre el nombre del sector.

Los Manguitos, en la calle 42 del barrio capitalino, es una de las zonas donde el sol parece incidir más fuerte, o al menos así se percibe.

Aunque al referido lugar se accede por las mismas calles, anchas en un inicio y más estrechas a medida que se penetra en el cora­zĂłn del barrio, allĂ­ “la cosa se pone caliente”.

No era mediodĂ­a pero ya la calle ardĂ­a con el cruce­teo de las motocicletas a to­da velocidad, los vehĂ­culos de cuatro gomas que zigza­gueaban entre los negocios establecidos en media calle y el mar de gente que reco­rrĂ­a los angostos caminos con un subir y bajar que pa­recĂ­a no tener fin.

Entre los caminantes, por lo menos ayer lunes, resaltaba el color negro que revestĂ­an de pies a cabeza un grupo de agentes “Topos” de la Po­licĂ­a Nacional.

A su paso la unidad, entre­nada para penetrar a calle­jones en busca de mitigar la delincuencia, hacĂ­a requi­sas y patrullaba en grupos de casi 10 uniformados; se­gĂşn moradores su presen­cia en la zona es habitual.

Sin escuela ni hospital
En los agitados Manguitos, con una energĂ­a que estre­mece al que llega con tanto movimiento de personas y carros, los residentes están perdiendo ante sus ojos ins­tituciones de servicios bási­cos.

Hace dos meses perdie­ron un centro de asistencia mĂ©dica y más temprano, la Ăşnica escuela que entre cuatro paredes con una sola puerta de acceso educaba a los más jĂłvenes de la loca­lidad.

En el caso del centro hospi­talario, RubĂ©n Tirado, pre­sidente de la junta de veci­nos, explicĂł que se cerraron las puertas debido a la insa­lubridad. “No habĂ­a agua, ni baños, y los dueños pi­dieron el local”, manifestĂł Tirado.

Asimismo, el dirigente co­munitario, junto a su par FĂ©lix Antonio Moronta, se­Ă±alaron que los estudiantes del pequeño plantel educa­tivo fueron trasladados al centro SalomĂ© Ureña y aho­ra tienen que caminar “mu­chĂ­simo” para llegar.

“Nos dejaron sin escuela, no hay escuela”, subrayĂł Ti­rado.

Una fuente de luz
En medio de las tantas ne­cesidades que aquejan al sector y por las cuales el pa­sado 16 de febrero “Capoti­llo se levantĂł” para protes­tar en una manifestaciĂłn que provocĂł la militariza­ciĂłn de sus principales vĂ­as de acceso, aflora la peticiĂłn de la ampliaciĂłn del poli­tĂ©cnico Santa Clara de AsĂ­s.

La entidad tiene 14 años formando bachilleres tĂ©cni­cos en gastronomĂ­a, admi­nistraciĂłn, software y otras áreas, siendo la Ăşnica de es­te tipo.

En el Santa Clara de AsĂ­s hay 275 alumnos registra­dos y solo en este perĂ­odo acadĂ©mico quedaron fuera entre 210 y 260 estudiantes por falta de espacio, segĂşn detallĂł su director, Carlos Montás.

IndicĂł que en la gestiĂłn del exministro del Ministe­rio de EducaciĂłn (Minerd), AndrĂ©s Navarro, se prome­tiĂł la expansiĂłn para la cual ya se habĂ­an destinado 20 millones de pesos para los trabajos.

Sin embargo, la administra­ciĂłn del centro ha hecho es­fuerzos por conocer el pa­radero de los fondos, pero aĂşn no han obtenido res­puesta por parte de las au­toridades del sector educa­tivo dominicano.

“No sabemos si están o si fi­nalmente los depositaron”, señalĂł.

El centro, que el director describe como una de las “grandes luces” del Capoti­llo por su responsabilidad de ser la Ăşnica escuela de formaciĂłn tĂ©cnica y altas estadĂ­sticas de empleabi­lidad de sus egresados, re­quiere de una inversiĂłn de un millĂłn 300 mil pesos que solicitaron al Minerd.

“En el discurso de ayer del Presidente, yo vi esa inten­ciĂłn de servir. Y me sentĂ­ identificado con Ă©l cuan­do decĂ­a que donde estĂ© la necesidad, los comuni­tarios la presenten. Esta es nuestra necesidad”, exter­nĂł. Pero no es solo el limi­tado espacio de estudios, Montás tambiĂ©n describiĂł que por debajo de la plan­ta fĂ­sica corre una cañada que en tiempos de lluvias inunda con heces fecales la entrada y hasta pasillos de la escuela.

PRECARIEDADES
Cañada.

Para resolver la inun­daciĂłn con heces fecales han tocado las puertas de la CorporaciĂłn del Acueducto y Alcantari­llado de Santo Domin­go, entidad con la que tienen siete años lu­chando por la interven­ciĂłn de la cañada.

Largo camino.
Otra de las demandas girĂł en torno a la cons­trucciĂłn de “El Tunel”, nombre con que se le ha designado a un lar­go camino que conduce desde la calle 6 de Ca­potillo hasta la orilla del rĂ­o Isabela. Para mejo­rar la condiciĂłn de vida.

fuente:listindiario

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