En Miami-Dade, el hogar de miles de exiliados cubanos, centenares de personas salieron la madrugada del sábado a las calles para celebrar la muerte de Fidel Castro.
Desde Hialeah, hasta el icónico barrio miamense de La Pequeña Habana y el área de Westchester, viejos, jóvenes y también algunos niños salieron en pijamas o ropa de fiesta, con banderas de Cuba y de Estados Unidos, instrumentos musicales y altoparlantes a marchar tocando cacerolas y cantar hasta pasadas las 5 de la mañana. Otros abrieron botellas de cerveza y champaña.
Era una fiesta que llevaban décadas esperando celebrar. Finalmente, tras años de rumores y falsas alarmas, la muerte había llegado para el ex gobernante cubano.
“Yo escuché el ruido de las bocinas y dije: ya no están jugando los Marlins, no había final de basketball. ¿Que será?”, dijo un hombre que vive cerca de La Pequeña Habana y llegó hacia las 3 a.m. a la celebración en la Calle Ocho, frente al restaurante Versailles. “Prendo el televisor y ¡Ayyyyy se murió Fidel! Vamos pa’ la calle”.
Alrededor del restaurante, un punto de encuentro y celebraciones para el exilio cubano, la Policía de Miami cerró las calles cercanas para despejar de vehículos un tramo de la popular Calle Ocho, donde cientos de personas gritaron por horas consignas como “Libertad para Cuba”, “Viva Cuba libre” y “Raúl tirano, vete con tu hermano”.
“Espero que nuestros hermanos latinoamericanos y del resto del mundo entiendan que los cubanos tenemos el derecho de celebrar este día. Que no se critique a los cubanos por celebrar y entiendan lo que esto significa”, dijo el alcalde de Miami, Tomás Regalado, de 69 años de edad, quien nació en Cuba y cuyos padres fueron prisioneros políticos.
“No estamos celebrando la muerte de un ser humano, estamos celebrando la muerte de un dictador que hizo mucho daño al pueblo de Cuba”, enfatizó Regalado, que salió de Cuba siendo niño, sin sus padres, mediante la llamada “Operación Pedro Pan”.
"Así como se celebró la muerte de Hitler, se está celebrando la muerte de Fidel", Tomás Regalado, alcalde de Miami @elnuevoherald
“Así como se celebró la muerte de [Adolfo] Hitler, hoy celebramos la muerte de Fidel [Castro]”, finalizó Regalado, quien hizo las declaraciones pasadas las 5 a.m. en la calle 8 del suroeste y la avenida 36.
Carlos López, de 40 años, trajo a su hija Tiffany, de 12 años, para mirar las celebraciones en el Versailles. “No estamos celebrando la muerte de un hombre sino la muerte de una ideología. Estamos celebrando este pedacito de libertad que hoy hemos recuperado”, dijo López.
Yolanda Medina, de 87 años y su hija con el mismo nombre, de 58, también acudieron a la manifestación.
La hija vio las noticias y rápido despertó a su madre para irse a celebrar. Se exiliaron en 1961, luego de que la familia, que inicialmente apoyó a Castro y su revolución, entendió que en su país se imponía un gobierno socialista.
“Nos engañó a todos y después nos quitó todo”, dijo Yolanda, la madre, cuyo esposo era dueño de una tienda de ropas. “La pasamos bastante mal y mira lo que le hizo a nuestro país. Por eso nunca hemos vuelto”.
“Se demoró demasiado en morirse. Solo quisiera que mi papá pudiera ver este momento”, dijo la hija.
Desde Pequeña Habana @LosPichyBoys: Uno no puede celebrar muerte de nadie pero esto es un reflejo de lo que se siente @elnuevoherald
Ese parecía ser el sentir colectivo entre decenas de jóvenes, muchos de los cuales llegaron al área de la manifestación con la ropa y los maquillajes de la noche de fiesta que acababa de pasar, con motivo del fin de semana de Acción de Gracias o Thanksgiving. Algunos hicieron bromas sobre el hecho de que Castro haya muerto en la fecha de ofertas de compras que sigue a la celebración de Acción de Gracias, llamada Viernes Negro.
“¡Es como el Viernes Negro de los cubanos!”, exclamó un hombre.
“¡Y vaya oferta!”, le replicó una señora.
Nicolás Araujo, un estudiante universitario de 21 años de edad, acompañó a su madre Lourdes Almagro, quien dejó Cuba a los 3 años de edad.
“¿Por que estás aquí?”
“Por mi abuelo, que se murió sin vivir este momento”, dijo Araujo, quien estudia finanzas en la Universidad de Auburn, en Alabama. “Ahora por fin ya puedo ir a visitar, a ver la tierra que vio nacer a mi madre, el hospital donde nació ella”, dice el joven y luego sigue fumando su cigarro.
“Recuerda que todavía queda Raúl”, le replica su madre.
“Si. Cuando ya no haya Castros”, dice Araujo.
Atrás se escuchaban los tambores y cacerolas de la fiesta, mientras decenas de banderas cubanas ondeaban sobre la multitud.
Varios vendedores de parafernalia aprovecharon para ganar unos cuantos dólares.
“Son a cinco dólares hoy las tengo en especial”, dijo un vendedor de pequeñas banderas. “Para celebrar la muerte del tirano”.
En las aceras extraños se abrazaban. “Felicidades”, repetían, como si se tratara del saludo de Año Nuevo.
El alcalde Regalado opinó que la muerte de Castro podría significar una nueva era política para la isla.
“La gente tenía esta idea de que los Castro eran inmortales pero no es así, y ahora pueden ver que se muere y que aquello puede caerse”, dijo Regalado.
Jefe Policía de Miami Rodolfo Llanes habla sobre planes para posibles demostraciones el fin de semana @elnuevoherald@MiamiPD #FidelCastro
Mientras tanto el jefe de la Policía de Miami, Rodolfo Llanes, quien también estuvo en el área de la celebración, dijo que su departamento policial está preparado para otras posibles manifestaciones este fin de semana.
“Estamos preparados para mantener en orden el tráfico mientras las personas se manifiestan aquí y ejercen el derecho que les da la primera enmienda”, dijo Llanes.
El sábado, un tramo de la Calle Ocho y calles aledañas permanecían cerradas para los vehículos, y cientos de personas continuaron la celebración.
En el área de Westchester, centenares se congregaron con banderas cubanas en la Calle 40, cerca de la 87 avenida, frente al restaurante La Carreta.
Algunos, como el cubanos Tomás Curbelo, llegaron con botellas de champaña para brindar por la esperanza de un cambio en la isla.
“Yo llegué en el 1994 a Miami, durante la época de la crisis de los balseros [...] los cubanos hemos sufrido mucho y por eso hoy abriré esta botella con el deseo de que haya un cambio en Cuba”, dijo Curbelo, quien manejó desde Pembroke Pines, en el condado Broward, para sumarse a la celebración. Su botella de champaña tenía una calcomanía con la frase “solo abrir cuando muera Fidel”.
Cubano Tomás Curbelo: Vine de Pembroke Pines a Westchester a celebrar libertad de los cubanos @elnuevoherald
El ambiente de fiesta también se celebró al ritmo de Celia Cruz. Por eso, en plena vereda Camila Calatayud y Daniel Urguelles bailaban “La vida es un carnaval”. La gente coreaba también la canción “Ya viene llegando”, de Willy Chirinos, que se ha convertido en un himno del exilio cubano.
Omar Méndez, un habanero de 65 años, dijo que estaba en la fiesta porque “Fidel le hizo mucho daño a Cuba”.
En la ciudad de Hialeah, el bastión del exilio cubano en Miami, apenas se supo la noticia de su fallecimiento, los residentes se lanzaron a las calles eufóricos a expresar su alegría por un hecho largamente esperado a 90 millas de la isla.
Christopher Sweeney, de 29 años, describió lo que ocurría en Hialeah como una “hermosa locura”.
“Hay mucha gente mayor por aquí que nunca pensó que vivirían para ver este día”, dijo el veterano del ejército que agitó con orgullo una bandera estadounidense. “Siempre que ocurre algo grande la gente está aquí en las calles golpeando ollas y sartenes y celebrando”.
“Esperemos que este sea el comienzo de un nuevo capítulo para Cuba”, agregó.
Los conductores de varios automóviles que transitaban por la zona sonaban la bocina en señal de alegría.
María Reyes, de 25 años y su madre Katy Reyes, de 57 años, también se sumaron a la celebración.
“Estamos exaltadas”, dijo Katy Reyes, ondeando una bandera cubana. “Hemos estado esperando esto por mucho tiempo”.
Su hija aseguró que la muerte de Castro “es el fin de una tiranía”.
El alcalde de Hialeah, Carlos Hernández, dijo que la Ciudad había estado organizando un plan durante un tiempo para enfrentar la muerte de Castro y que ahora que sucedió, todo funcionó bien.
“Teníamos un plan en marcha y todo ha resultado muy bien hasta ahora”, dijo Hernández.
La celebración se extendió hasta aproximadamente las 4:00 de la madruga del sábado.
Pero Hernández esperaba que los manifestantes volvieran a tomar las calles durante el día.
“Esto va a continuar todo el día”, dijo.
Al ser consultado sobre el fallecimiento de Castro, Hernández, quien nació en Cuba, expresó que “No puedo decir que estoy infeliz. Esto es algo que hemos estado esperando durante mucho tiempo”.
“Esperemos que sean los primeros pasos verdaderos hacia la libertad en Cuba”, agregó.
“Ojalá mi padre estuviera aquí para poder ver esto”, dijo Abraham Quintero, de 27 años, quien se unió a los festejos en la calle 49 del West y Ludlam Road, en Hialeah.
Daniel Martín, de 46 años, observaba sin poder creer lo que veía.
“Me cuesta trabajo creerlo. Hemos salido tantas otras veces y no era cierto, ahora sí lo es. Tengo tantos familiares que no vivieron para ver este día”, afirmó.
Los reporteros David Ovalle, Carlos Frías y Carli Teproff del Miami Herald contribuyeron a esta historia.
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