Kevin-Prince Boateng, que con 20 años salía de fiesta seis veces a la semana y se compraba Lamborghinis por aburrimiento, se confiesa
Kevin-Prince Boateng ha mostrado el lado más maduro que se le recuerda. A sus 29 años, el chico que nunca quiso reinar parece que ha ordenado su vida jugando en Las Palmas. En una entrevista en The Guardian, Boateng ha revelado diversas anécdotas que hasta ahora no se conocían, ha hablado sobre el racismo que sufría en los estadios y se ha mostrado arrepentido de varios episodios problemáticos de su carrera.
Entre las revelaciones del futbolista, destaca su encuentro con Nelson Mandela en el Mundial de Sudáfrica'10. " Hay tres personas a las que siempre había querido conocer: Michael Jackson, Muhammad Ali y Nelson Mandela. Sólo conocí a uno", confiesa el ghanés.
"Respetaba mucho a Mandela por sus ideas y los años que pasó en prisión. Afortunadamente cuando nos conocimos, rompió él el hielo. Cuando entramos en la sala me dio la mano, tiró de mí y me dijo que su hija quería casarse conmigo. Yo le dije que lo sentía, pero que ya tenía novia y él me contestó que tenía otras hijas más guapas. Todo el mundo se rió", explicó Boateng.
También quiso hablar sobre el discurso que dio en la ONU hace 4 años en las Jornadas Internacionales para la eliminación de la discriminación racial. "Fue increíble tener la oportunidad de expresar cómo me sentía, lo que había visto y experimentado en mi vida. Pero estaba allí por una razón muy negativa", comenta el futbolista con un regusto agridulce.

Se debe recordar que en 2013 Boateng abandonó el campo en medio de un partido cuando jugaba en el Milán por insultos racistas desde la grada. Según Boateng, la situación entre los aficionados sigue igual.
"Tuvimos muchas ideas pero no cambiaron nada. Sólo con decir 'no al racismo' no sirve. Claro que puedes conseguir jugadores como Ibrahimovic, Neymar, Messi o Ronaldo porque tienen visibilidad, pero, ¿qué han hecho ellos contra el racismo? Es gracioso que eligieran a un jugador para dar un discurso en Naciones Unidas y me eligieran a mí".
En la entrevista no esquivó las preguntas sobre sus orígenes y como creció en los suburbios de la Berlín noventera, exactamente en el barrio de Wedding. "Allí el lema era 'o mueres tú o muero yo'. No teníamos mucho dinero y para mí estaba bien porque no conocía otra cosa mejor", comentó Boateng.
Además, relató su etapa en el Tottenham: un auténtico desenfreno. "Parecía viejo, estaba sin energía. Tenía 20 años. Cada noche estaba fuera hasta las seis de la mañana. Pesaba unos 95 kilos, hinchado de beber alcohol y de la mala comida. Pensé que no quería ser más ese tío y llamé a mis amigos para que limpiaran mi nevera. No bebí, no salí, empecé a cocinar y comía sano".
Esa actitud no era irracional, tenía un porqué. "Todo empezó porque Martin Jol me dijo que no me quería después de un mes. Pensé que si no me quería, tenía que disfrutar la vida. Seis días a la semana en clubes nocturnos, bebiendo durante un año... Lo aguantaba porque tenía solo 20 años".
No solo se castigó el cuerpo, sino que vació la cartera como si no hubiera un mañana. " Gasté serias cantidades de dinero en clubes nocturnos, ropa y coches. Me llegué a comprar tres en un día. Intentas comprar la felicidad. Como no podía jugar al fútbol, me compré un Lamborghini. Aún conservo una foto: tres coches, una gran casa y yo de pie como si fuera 50 Cent. A veces la miro y pienso lo estúpido que era, pero me hace ver que he aprendido y he madurado. Una mañana me levanté, miré al espejo y pensé que ese no era yo. Que yo era futbolista". Un durísimo golpe de realidad.
Para terminar, Boateng ha querido dar un consejo a las estrellas más jóvenes, despues de vivir esos años de talento malgastado. "He dado ejemplos de cosas que hice realmente malas. Cometí errores en mi vida. Ahora estoy bien, pero no quiero a los jóvenes les marquen esas estúpidas cosas que te encasillan para siempre como 'chico malo', 'bebedor' o 'fiestero'. Que no malgasten su talento".
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