Justo antes de comenzar, en la puerta del salĂłn del hotel donde se realizĂł el encuentro, en pleno corazĂłn de Ciudad de MĂ©xico, me advirtieron que tenĂa apenas 15 minutos para entrevistarme con Giorgio A. Tsoukalos, que eligiera muy bien las preguntas, pues sus respuestas eran prolongadas y muy detalladas. Me dijeron tambiĂ©n que podĂa formularle cualquier cuestionamiento, pero eso sĂ, que no me podĂa referir al meme con el que han querido caricaturizarlo y, de alguna manera, mofarse de lo que para Ă©l y otros investigadores supera la mera teorĂa y se convierte en un estilo de vida: la hipĂłtesis de los antiguos astronautas. ¿En quĂ© consiste? Se trata de una creencia que plantea que en la antigĂĽedad, cuando la humanidad apenas comenzaba a desarrollarse, llegaron al planeta seres de otros mundos que nos compartieron su conocimiento y tecnologĂa. Fue tal circunstancia, en opiniĂłn de Tsoukalos, lo que le permitiĂł a la especie avanzar y perfeccionar ciertas prácticas, costumbres y habilidades que son las que hoy, precisamente, hacen posible nuestro desarrollo.
Es su visiĂłn de mundo y la defiende con entusiasmo. No obstante, su trabajo trasciende la pasiĂłn y se encarga de indagar por aquellos indicios que respaldan su teorĂa y dan peso cientĂfico a su convicciĂłn. No se trata de buscar una aeronave que haya chocado contra la Tierra, de establecer contacto con un alienĂgena o de descubrir armamento extraterrestre, me advierte. “Los hallazgos, la evidencia de los antiguos astronautas, se encuentra en las tradiciones orales y los documentos escritos de nuestras antiguas civilizaciones. Todo ello nos comunica algo, nos habla de aquellos seres que descendieron de los cielos y compartieron conocimiento a nuestros ancestros”.
Las señales, agrega, están presentes tambiĂ©n en los ritos, la cultura y las estructuras fĂsicas de sociedades antiguas que se asentaron en todos los rincones del planeta. Para ejemplificarlo me cuenta de una estructura megalĂtica en Bolivia llamada Puma Punku, la cual fue construida a unos 3.840 metros de altitud. Es un complejo caracterizado por sus enormes piedras y que siempre ha generado fascinaciĂłn por la precisiĂłn con la que cada bloque fue colocado y cortado. “Estos grandes bloques están constituidos por dos tipos de piedra: arenisca roja, que es verdaderamente enorme, y andesita Ăgnea, que, por su dureza, era imposible que fuera cortada con las herramientas que se tenĂan en la antigĂĽedad. Entonces, uno se pregunta, ¿cĂłmo fue que estos grandes bloques fueron transportados? No se puede dejar de lado que los pobladores estaban a casi 4.000 metros de altura. ¿CĂłmo lo hicieron? Lo cierto, lo fáctico, es que tenemos estos bloques en este recinto, lo que me prueba que se utilizĂł otro tipo de tecnologĂa de la que se disponĂa en aquel entonces”, manifiesta Tsoukalos, haciendo Ă©nfasis en que fueron los nativos quienes la construyeron: “Yo nunca he dicho que los alienĂgenas lo hicieron. Fuimos nosotros, la humanidad, con el conocimiento que nos compartieron”.
“Y en Colombia, ¿quĂ© pruebas hay de estos antiguos astronautas?”, lo interpelo. “¿TĂş eres de Colombia, verdad? ¡Esto es de Colombia!”, me responde mientras me muestra un broche que carga en su camisa. “Esto es del Tolima. Es un objeto precolombino y es uno de mis favoritos. Data de por lo menos 1.000 años. Pero parece una aeronave, un aviĂłn moderno. En 1986, dos ingenieros alemanes tomaron este diseño, lo hicieron a escala y le pusieron una hĂ©lice. Lo mandaron al aire y volĂł. Es, sin duda, evidencia, un indicio fĂsico de la aviaciĂłn en la antigĂĽedad. Otros ven esto y dicen: ‘No, es fantasĂa, una coincidencia’. No estoy de acuerdo. Si alguien mañana me dice que estoy equivocado y me da evidencia, me prueba que estoy mal, lo creo, pero hasta ahora nadie ha podido hacer algo asĂ”, afirma enĂ©rgico.
Le pregunto quĂ© tanto nos falta descubrir de los hallazgos, las pruebas o indicios que respaldan la hipĂłtesis de los antiguos astronautas. “Ni siquiera estamos en la punta del iceberg”, me responde con emociĂłn, mientras trata de desmitificar que aquellos seres sean como los ha imaginado la ficciĂłn. Son más corrientes y ordinarios de lo que podrĂa creerse, me dice, al punto de que los seres humanos podrĂamos ser esos antiguos astronautas. “Imagine que usted y yo vamos a otro planeta y nos encontramos con vida primitiva en materia de tecnologĂa. Es decir, seres que probablemente no saben cĂłmo hacer fuego o construir un refugio. Lo natural serĂa que nosotros les compartiĂ©ramos ese conocimiento básico y sentáramos algunas bases en agricultura, matemática o astronomĂa. Luego nos vamos y a partir de allĂ esa sociedad comienza a generar sus ritos y creencias, sin dejar de lado que seres de otro planeta, que los visitaron y que llegaron de los cielos —o sea, nosotros— fueron quienes los coadyuvaron a su desarrollo. Si se revierte este planteamiento, esa creaciĂłn desde el origen, podrĂamos hablar de Dios”.
*Esta entrevista se dio gracias a la invitaciĂłn de History Chanel.
La bĂşsqueda de los antiguos astronautas
Giorgio A. Tsoukalos es uno de los conductores del programa AlienĂgenas ancestrales, espacio televisivo que retrata la bĂşsqueda de evidencias y pruebas de la influencia de antiguos astronautas en el desarrollo de la humanidad. La serie, emitida por History Channel, estrena hoy en Colombia su dĂ©cima temporada, que promete sorprendentes teorĂas sobre una intervenciĂłn extraterrestre en la Tierra.
Con motivo del lanzamiento, el investigador —quien tambiĂ©n se ha hecho cĂ©lebre por un meme con el que han querido caricaturizar sus descubrimientos— visitĂł Ciudad de MĂ©xico y SĂŁo Paulo, en Brasil, donde tuvo contacto con fans de la serie y explicĂł en detalle las distintas teorĂas que defiende alrededor de los antiguos astronautas.
Producto de sus expediciones investigativas, Tsoukalos ha conocido mĂşltiples lugares del mundo, a tal punto que se considera una de las pocas personas que han logrado visitar y explorar casi la totalidad de los lugares ancestrales y misteriosos del planeta.