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Los refugiados, la otra crisis venezolana

Latinoamérica no sólo enfrenta la necesidad de encontrar una solución al problema interno de Venezuela, sino al drama de miles de venezolanos que salieron de su país debido a la crisis humanitaria y requieren protección internacional.
Roraima, en Brasil, ha recibido miles de venezolanos. EFE
Desde hace por lo menos un año, mĂşltiples organizaciones vienen insistiendo en que la crisis humanitaria de Venezuela está creando tambiĂ©n una crisis regional de refugiados venezolanos. El pasado viernes, en una audiencia ante la ComisiĂłn Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), lo confirmĂł el director legal de Acnur para las AmĂ©ricas, Juan Carlos Murillo, cuando dijo que quienes salen de ese paĂ­s por la crisis requieren el estatus de refugiados. Lo preocupante es que la realidad va en sentido contrario: hay cada vez más venezolanos solicitantes de refugio, pero menos refugiados.
La crisis humanitaria de Venezuela está marcada por la escasez de alimentos, la falta de medicamentos y de atención adecuada en centros hospitalarios, así como la falta de una respuesta estatal para suplir estas necesidades y garantizar derechos básicos. A esto se suman la situación de riesgo de defensores de derechos humanos, la represión de las manifestaciones, la detención sin debido proceso, la vulneración de garantías y derechos políticos, la inseguridad rampante, entre otros problemas por los cuales miles de venezolanos han salido de su país, unos de manera forzada y otros no, unos de manera regular y otros no.
Es claro que los venezolanos no salen a buscar mejores oportunidades econĂłmicas, sino que muchos salen para sobrevivir. El problema es de refugiados. Hay unanimidad entre mĂşltiples instancias y organizaciones internacionales, incluso organizaciones venezolanas, como colegios de mĂ©dicos, respecto a esta violaciĂłn masiva de derechos por la cual huyen personas en busca de protecciĂłn”, dice Jorge Acero, director regional de servicios legales y enlace comunitario de Asylum Access AmĂ©rica Latina.
El informe de las organizaciones solicitantes dice que hasta 1992 los venezolanos en otros paĂ­ses no excedĂ­an los 300.000 y tenĂ­an cerca de 20 paĂ­ses de destino. Para 2015, la OrganizaciĂłn Internacional para las Migraciones (OIM) estimĂł en 606.281 los que salieron de Venezuela. Ahora, distintos estudios hablan de entre 1’500.000 y 2’500.000 venezolanos en 94 paĂ­ses distintos. Es difĂ­cil tener nĂşmeros exactos debido a la opacidad de las cifras oficiales (el Estado venezolano no reconoce que exista crisis humanitaria y que por lo tanto sea un paĂ­s expulsor de poblaciĂłn) y al considerable volumen de la migraciĂłn irregular.
El director legal de Acnur señalĂł en la audiencia que en Venezuela vemos cĂłmo un paĂ­s que fue de los más generosos en protecciĂłn a refugiados se convierte en paĂ­s de origen de solicitantes de refugio. EnfatizĂł que “esta regiĂłn debe estar preparada para una nueva crisis de refugiados y en consecuencia se debe garantizar acceso, derecho de asilo y el principio de no devoluciĂłn (...) Acnur hace un llamado enfático a que los estados que reciben venezolanos no los devuelvan a su paĂ­s de origen mientras la presente situaciĂłn no cambie de manera significativa”.
En cuanto a las cifras, dijo que si bien no hay mucha informaciĂłn confiable, algunos datos preliminares encienden las alarmas: “En Colombia se habla de más de un millĂłn de venezolanos. El caso del Caribe es desproporcionado: en Aruba, con una poblaciĂłn de 120.000 personas, se habla de más de 20.000 venezolanos. Dependiendo de cuál Estado o territorio sea en el Caribe, se trata de más del 10 % de la poblaciĂłn de ese territorio o paĂ­s”.
El problema es que la cantidad de solicitantes de asilo aumenta, mientras la cantidad de refugiados disminuye. SegĂşn el comunicado de la CIDH y Acnur por el DĂ­a Mundial del Refugiado (20 de junio), en 2012 habĂ­a 505 venezolanos solicitantes de refugio y 8.208 venezolanos refugiados en el mundo. Para 2016, eran 45.088 solicitantes y 7.537 refugiados. Es decir, entre 2012 y 2016 hubo un aumento del 8.828 % de solicitantes, mientras que en el mismo perĂ­odo la cantidad de refugiados se redujo 8 %.
El impacto migratorio no es sólo problema de los países vecinos. En Argentina, por ejemplo, la comunidad venezolana se duplicó en 2016. El país pasó de tener 13.049 venezolanos registrados en 2015 a 24.347 al cierre de 2016, según la Dirección Nacional de Migraciones. Este incremento se explica por la facilidad para tramitar la residencia en menos de un mes y vivir y trabajar legalmente durante dos años, según lo convenido en el Mercosur.
A las organizaciones de sociedad civil les preocupa que, mientras aumenta la cantidad de venezolanos en Argentina, el nuevo Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2017 obstaculiza el ingreso y la permanencia de migrantes y acelera la expulsiĂłn de personas con antecedentes penales, ignorando su estado migratorio.
Además de Argentina, los principales paĂ­ses de destino de los venezolanos son Brasil, Colombia, Chile, PerĂş, Ecuador, Panamá y Estados Unidos, segĂşn la OIM. En todos ha aumentado la migraciĂłn de venezolanos y de venezolanos solicitantes de refugio, entre 2014 y 2016.
En Brasil son más de 12.000 venezolanos los que han entrado y permanecido desde 2014. Sólo durante los primeros once meses de 2016 entraron 7.150. Y hay una evidente demora en los trámites de solicitudes de refugio: hasta el 31 de diciembre del año pasado sólo se habían resuelto 89 de los 4.670 casos de venezolanos que habían pedido asilo desde 2012 y se había concedido asilo en 34 de esos casos.
Un punto crĂ­tico en Brasil es el estado fronterizo de Roraima, donde “la migraciĂłn sin precedentes (...) está poniendo al lĂ­mite de su capacidad al sistema pĂşblico de salud, que ya estaba saturado”, dice el informe de los solicitantes. En 2016, 514 venezolanos fueron deportados de Roraima, mientras que los deportados en 2015 fueron 20, segĂşn la PolicĂ­a Federal de ese estado.
En Colombia hay por lo menos 300.748 venezolanos, de los cuales sólo 47.305 están de manera regular, 153.443 superaron el tiempo de permanencia y entre 100.000 y 140.000 ingresaron de manera irregular, según Migración Colombia. En una frontera tan porosa y extensa como la colombo-venezolana, donde hasta ahora se implementan herramientas de monitoreo con apoyo de la OIM, es posible que las cifras y los desafíos sean mayores. Como dijo el director legal de Acnur, se podría hablar hasta de un millón de venezolanos en territorio colombiano.
A diferencia de Argentina o Uruguay, Colombia suspendiĂł desde 2014 la visa Mercosur para venezolanos, por falta de reciprocidad de parte del paĂ­s vecino.
En Colombia tambiĂ©n hay un incremento de solicitantes de refugio venezolanos. En el 2015 fueron 119 solicitudes y a mediados de 2016 ya se contaban 191. Datos de CancillerĂ­a citados por Codhes indican que sĂłlo durante marzo pasado se presentaron 212 solicitudes. En los Ăşltimos 10 años, son los venezolanos quienes más han solicitado asilo, despuĂ©s de los cubanos. SegĂşn el informe temático de la audiencia en la CIDH, no se tiene informaciĂłn sobre tasas de reconocimiento, pero “se ha reportado un perĂ­odo extenso de tiempos de respuesta y la imposibilidad de ejercer su derecho al trabajo”.
Para la poblaciĂłn pendular, que viene a Colombia temporalmente y regresa a Venezuela, se implementa la Tarjeta de Movilidad Fronteriza (TMF) desde mayo de 2017. Esto ha facilitado la movilidad en zonas de frontera para al menos 455.094 venezolanos, pero tiene limitaciones a la temporalidad (no puede exceder los seis meses), la posibilidad de movilizarse más allá del territorio fronterizo y el acceso a derechos como trabajo, salud, seguridad social, educaciĂłn o actividades financieras.
Jorge Acero señala que la TMF “no es una medida de protecciĂłn ni una respuesta humanitaria, pues no se trata de que la persona pueda cruzar la frontera a comprar vĂ­veres y volver a su paĂ­s. Eso incluso puede ir en contra del principio de no devoluciĂłn y mantiene la posibilidad de que sea detenida o deportada si no cumple ciertos requisitos. A la par de esto, en Colombia se han multiplicado las sanciones, incluyendo deportaciĂłn o sanciones econĂłmicas a venezolanos”.
SegĂşn datos de MigraciĂłn Colombia citados en el informe temático de la audiencia, las sanciones a venezolanos “incluyen deportaciones —11 en 2012, frente a 861 en lo corrido de este año—; expulsiones —pasaron de cuatro a 111—, y sanciones econĂłmicas —de 1.098 personas en 2012 ya llegan a 1.815 en menos de cinco meses—”.
Los estados de las AmĂ©ricas no sĂłlo enfrentan la necesidad de buscar soluciones a la crisis interna de Venezuela, sino de priorizar una respuesta efectiva para los venezolanos que están fuera de las fronteras de ese paĂ­s. Una opciĂłn es, como señalan los solicitantes de la audiencia, el trámite de visas humanitarias que permitan “regularizar la permanencia de personas no refugiadas pero cuyo retorno no es posible o recomendable por razones humanitarias u otras de especial relevancia”.
fuente elespectador

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