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Santa Ana: un ejemplo de la transformación latina



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SANTA ANA, California — Vicente Sarmiento recuerda cuando el Partido Republicano local apostó guardias uniformados en las casillas de una reñida elección a la asamblea estatal hace tres décadas y colocaron letreros en inglés y español en los que advertían que quienes no tuvieran la ciudadanía no podían votar. Los guardias se retiraron después de que los funcionarios electorales estatales amenazaran con tomar medidas legales.
Dichas tácticas nunca tendrían lugar hoy en esta ciudad a 40,23 kilómetros al sur de Los Ángeles, de la cual Sarmiento ahora es alcalde provisional. Los siete miembros del Consejo Municipal, incluyendo a Sarmiento, son latinos, al igual que el 78 por ciento de sus 343.000 habitantes.
Estos días, Santa Ana se posiciona como el rostro de una nueva California, un estado donde los latinos tienen mayor influencia en la vida cotidiana —electoral, cultural y demográficamente hablando— que casi en cualquier otra parte del país. Hace dos décadas, el estado aprobó una iniciativa, que posteriormente fue desechada por un tribunal, que les negaba prestaciones públicas a los inmigrantes ilegales. Actualmente, California nos da un ejemplo de hacia dónde se podría dirigir el país en una plétora de cuestiones.
Los inmigrantes que viven ilegalmente en California tienen derecho a licencias de conducir. Sus hijos pueden recibir seguros médicos financiados por el Estado. Los funcionarios de justicia locales por lo general no proveen información a las autoridades migratorias federales, como se hace en otras muchas partes del país. A un nivel inferior, si no es que menos simbólico, lo primero que hizo el Consejo Municipal de Santa Ana cuando todos sus miembros fueron latinos en 2006 fue aprobar una ley por la que se requería la traducción simultánea al español de todas sus asambleas.
“Ahora, como nunca antes, hay un grado de comodidad al saber que hay muchos latinos que viven aquí y que hay un liderazgo latino”, explicó Sarmiento, de 52 años, sentado en el despacho de abogados que tiene en su hermosa casa colonial de estilo español.
Los signos del cambio demográfico y político se manifiestan por doquier en una ciudad que está a solo 15 minutos en auto de Disneyland. El centro histórico se halla agrupado en torno a la que los mapas de la ciudad llaman “Fourth Street”, pero que aquí todo mundo conoce como la “Calle Cuatro”.
Al cambiar las estaciones de radio en el auto uno se da cuenta de que hay estaciones en español. Las aceras de la Calle Cuatro tienen puestos en los que se venden churritos y tostilocos.

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Vicente Sarmiento, alcalde provisional de Santa Ana, dijo: “Ahora, como nunca antes, hay un grado de comodidad al saber que hay muchos latinos que viven aquí y que hay un liderazgo latino”.CreditAndrew Cullen para The New York Times

“Aquí ya no intentamos blanquear la ciudad”, comentó Aurelia Rivas, de 26 años, una estudiante que trabajaba una tarde en el puesto de frutas y botanas de sus padres. En referencia a la celebración anual del Día de Muertos, añadió: “Es como si todos supieran que la celebración del Día de Muertos va a ser tan grande e importante como la del Cuatro de Julio”.
El poder y la presencia de los latinos en esta comunidad del condado de Orange, que alguna vez fue la cuna del republicanismo, se replica por toda la costa de California. Actualmente, los latinos constituyen poco menos del 40 por ciento de la población estatal y se proyecta un aumento de 47 por ciento para 2050. Los líderes de ambas cámaras de legisladores son latinos, al igual que el secretario de estado, el actual alcalde de Los Ángeles, así como el alcalde anterior.
Más del 25 por ciento de los electores latinos del país viven en California, según Mark Hugo Lopez, director de investigación hispana en Pew Research Center. Hay 1377 latinos en puestos estatales, locales y federales en California, la mayor cifra después de Texas. Sin embargo, en Texas, los hispanos son abrumadoramente demócratas en un estado dominado por republicanos. En California, los demócratas ejercen un firme control y los hispanos son una parte esencial y creciente de sus bases.
“Durante los últimos 10 años, realmente hemos consolidado el poder, en especial en la legislatura”, explicó Lorena Gonzalez, integrante demócrata de la asamblea estatal de San Diego. “Aquí da más miedo que piensen que no apoyas a los latinos que lo contrario. El ejemplo más claro es el de la retórica de los republicanos aquí, que se muestran ansiosos de apoyar a los candidatos latinos”.

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El centro histórico se halla agrupado en torno a la que los mapas de la ciudad llaman “Fourth Street”, pero que aquí todo mundo conoce como la “Calle Cuatro”. CreditAndrew Cullen para The New York Times

Sin embargo, a pesar de todos los avances, muchos latinos aún viven y trabajan marginados: trabajan duro en los campos del centro de California, limpiando casas en Beverly Hills, como jardineros en Santa Barbara y mecánicos en Oakland.
La tasa de desempleo entre los latinos de California fue de 6,7 por ciento en agosto, en comparación con el 5,5 por ciento general. Más del 23 por ciento de los latinos en el estado viven por debajo del nivel de pobreza, que es significativamente más elevado que el 16 por ciento general.
Las disparidades también son visibles en la educación: el ocho por ciento de los latinos de 25 años o mayores tienen licenciaturas, en comparación con el 20 por ciento general. El 42 por ciento de los hogares latinos son propietarios de su vivienda, muy por debajo de la cifra para todo el estado, de 54 por ciento.
“El poder político latino no es la panacea ni equivale a ganancias inmediatas en general ni a sacar a la gente de la pobreza”, comentó Kevin de León, demócrata y líder del senado estatal. “El hecho de que tengamos poder político creo que significa que ya estamos en el camino”.
Las figuras públicas latinas dicen que aunque el clima político haya cambiado, todavía se encuentran con recordatorios de los prejuicios persistentes, en la forma en la que los latinos sienten que son tratados por la policía o escudriñados mientras viajan por partes más ricas y blancas del condado de Orange.

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La feria por el Día del Trabajo en Santa Ana. El 78 por ciento de la población es latina.CreditAndrew Cullen para The New York Times

Anthony Rendon, vocero del ala demócrata de la asamblea, dijo que los prejuicios pueden incluir estereotipos despectivos relacionados con los latinos en la política.
“Hay una tendencia a pensar que solo me voy a concentrar en ciertos tipos de temas, que solo voy a enfocarme en cierto tipo de población”, comentó Rendon. “Algunas veces causa sorpresa mi preocupación por cuestiones ambientales”.
Hasta ahora, los éxitos políticos no han llegado a las oficinas de más alto nivele. Solamente ha habido dos latinos electos en puestos estatales en la historia moderna de California, incluyendo al actual secretario de estado, Alex Padilla.
Padilla dijo que la ausencia de latinos en puestos de elección estatal reflejaba los desafíos de contender en un estado tan grande como California, en lugar de ser una evidencia de la animadversión hacia los latinos.

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En una juguetería en Santa Ana también se venden piñatas. CreditAndrew Cullen para The New York Times

“Ya superamos eso”, comentó. “California es un estado grande. Es un estado muy poblado. Es difícil y caro contender a elecciones aquí”.
Uno de los temas remanentes son las reglas electorales. Aunque Sana Ana tiene un Consejo Municipal en el que únicamente hay latinos, no hay concejales latinos en Anaheim, el condado vecino, ni aun cuando casi la mitad de la población es latina.
Anaheim, al igual que muchas otras comunidades, vota a sus concejales en toda su extensión, en lugar de por distrito, lo cual tiende a poner en desventaja a los latinos, cuyo número de votantes es menor que el del electorado en general.
Sin embargo, las publicaciones de empleo en California solicitan de manera habitual que los solicitantes hablen español. Eric Garcetti, el segundo latino en ser alcalde de Los Ángeles, quien habla español, dijo que insiste en dejar tiempo en las conferencias de prensa para hablar a los medios de habla hispana.
“Ya pasamos el punto crítico, en todas partes”, declaró Garcetti. “Pasar de ser el estado más antiinmigrante a ser el estado que más acepta la integración de los inmigrantes en veinte años ha sido muy impresionante”.

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La American Barber Shop en la Calle Cuatro en Santa Ana CreditAndrew Cullen para The New York Times

Cuando Cruz Bustamante, una autoridad local, contendió a la gubernatura en 2003, fue criticado por no renunciar a sus lazos con un grupo chicano de estudiantes, Mecha, o Movimiento Estudiantil Chicano de Aztlán. “Eso simplemente no va a suceder ahora”, dijo Gonzalez de la asamblea estatal.
En Santa Ana, el cambio ha provocado debates acerca de lo que los legisladores latinos deberían hacer con su poder y los retos de lidiar con una nueva minoría, los no hispanos. Cerca del nueve por ciento de los residentes son blancos, diez por ciento son asiáticos y uno por ciento son afroamericanos.
“También tenemos que ser sensatos con los electores que no son latinos”, dijo Miguel Pulido, el alcalde, cuya propia familia emigró de Ciudad de México en 1984. “Ahora tenemos el caso de que la mayoría se volvió minoría”.
Sin embargo, Michele Martinez, concejal de Santa Ana desde 2007, manifestó que el consejo no ha hecho suficiente para promover la identidad latina de la ciudad.

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//TRADUCIR//Michele Martinez, a city councilwoman in Santa Ana, Calif. recites the pledge of allegiance with other audience members at a forum for Santa Ana council and school board candidates hosted by Service Employees International Union. CreditAndrew Cullen para The New York Times

“Muchos de mis amigos, mis colegas, crecieron aquí en una época en la que no se les permitía hablar español”, declaró. “Pues bien, ahora está más que permitido, pero no lo hacemos para no molestar. Estamos un poco renuentes a que se nos vea como demasiado latinos y no lo entiendo”.
Ella ha tratado sin éxito de convencer a sus colegas de que destinen más fondos a un centro de cultura y arte mexicanos, y para financiar la celebración anual del Día de Muertos del centro. A principios de año, los activistas locales presionaron al consejo para que pusiera fin a un largo contrato con las autoridades migratorias federales para albergar a los inmigrantes documentados en la cárcel de la ciudad. Aunque el consejo votó eliminar el contrato gradualmente en algunos años, Martinez fue la única concejal que votó dar por terminado el contrato de inmediato.
Sarmiento argumentó que un signo del poder creciente de los latinos es que los funcionarios elegidos están avanzando a asuntos más generales. “Nosotros, como un consejo compuesto solo por latinos tal vez no seamos muy distintos de un consejo de solo anglosajones en el sentido de que ambos queremos lo mejor para nuestras comunidades”, comentó. “Todos queremos mejores escuelas. Todos queremos una mejor seguridad pública”.
Muchos remontan el comienzo de la transformación política de California a aquella iniciativa de 1994, que impulsó el gobernador republicano de aquella época, Pete Wilson, para recortar las prestaciones públicas que recibían los inmigrantes ilegalmente. El tono de aquella campaña, que a decir de muchos demócratas y republicanos hace eco de lo que a muchos atrae de Donald Trump en la carrera presidencial de este año, tuvo el efecto de revigorizar a los electores latinos y ubicar a este estado decididamente en las filas demócratas.
“California ha avanzado un buen trecho desde entonces”, dijo Padilla. “La opinión política ha avanzado mucho desde entonces. Las políticas públicas han avanzado mucho desde entonces. Espero que suceda lo mismo en el resto del país”.

fuente:http://www.nytimes.com/

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