Esta disposiciĂłn no es exclusiva de la RepĂşblica Dominicana. PaĂses como MĂ©xico, Colombia, Chile, PerĂş, Argentina, Canadá y Estados Unidos permiten candidaturas independientes, con variaciones en los requisitos y regulaciones.
Aunque siempre he mantenido reservas hacia la composiciĂłn humana del Tribunal Constitucional y algunas de sus decisiones, debo reconocer que esta reciente sentencia, que permite la participaciĂłn de candidatos independientes a cargos electivos sin depender de partidos polĂticos, marca un hito en nuestra historia democrática. Este fallo brinda una nueva esperanza al Pueblo dominicano.
La importancia de esta decisiĂłn no debe subestimarse. HistĂłricamente, los partidos polĂticos han monopolizado las candidaturas, estableciendo barreras que excluyen a ciudadanos honestos y capaces que no desean someterse a la maquinaria partidaria. En este sentido, la sentencia del Tribunal Constitucional abre una puerta hacia la diversificaciĂłn y la renovaciĂłn polĂtica, algo imprescindible en nuestro contexto.
Argumentos y desafĂos
He escuchado opiniones divididas sobre este fallo. Algunos detractores argumentan que podrĂa facilitar la entrada de recursos ilĂcitos en las campañas, ya que los candidatos independientes no contarĂan con los controles internos que supuestamente ejercen los partidos. Sin embargo, esta preocupaciĂłn ignora un hecho evidente: desde 1961, los partidos en nuestro paĂs han sido cĂłmplices de candidaturas financiadas por lavadores, narcotraficantes y otros elementos oscuros.
Los datos son claros: numerosos congresistas de los partidos mayoritarios han sido sometidos a la justicia, y varios cumplen condenas en el extranjero. Este historial demuestra que la corrupciĂłn no es exclusiva de candidatos independientes, sino un problema sistĂ©mico en la polĂtica dominicana.
Un cambio revolucionario y necesario
La sentencia de marras permite que personas desvinculadas de los partidos tradicionales puedan aspirar a cargos como senador, diputado o regidor. Este cambio es revolucionario porque reduce la dependencia del clientelismo partidario y abre espacios para ciudadanos con agendas independientes, capaces de priorizar el bienestar colectivo sobre los intereses particulares de los partidos.
Esta disposiciĂłn no es exclusiva de la RepĂşblica Dominicana. PaĂses como MĂ©xico, Colombia, Chile, PerĂş, Argentina, Canadá y Estados Unidos permiten candidaturas independientes, con variaciones en los requisitos y regulaciones. En muchos de estos paĂses, las candidaturas independientes han demostrado ser una herramienta para oxigenar la polĂtica y acercarla a los ciudadanos.
El financiamiento polĂtico en cuestiĂłn
La Junta Central Electoral ha anunciado la asignaciĂłn de 1,500 millones de pesos a los partidos polĂticos para el 2025, una medida originalmente impulsada por JosĂ© Francisco Peña GĂłmez con el objetivo de evitar que los partidos dependieran de recursos ilĂcitos. No obstante, la realidad dista mucho del ideal de Peña. Los partidos han convertido este financiamiento en una herramienta de control, en lugar de un medio para promover la transparencia.
Por si fuera poco, los partidos han abandonado las elecciones primarias en favor de encuestas manipuladas, utilizando estos mĂ©todos para seleccionar a candidatos que protegen sus intereses. Las cifras son alarmantes: un aspirante a regidor necesita aproximadamente 20 millones de pesos para competir; un diputado, más de 50 millones; y un senador dijo que habĂa invertido más de 150 millones. Estas cantidades plantean preguntas inevitables: ¿De dĂłnde proviene este dinero? ¿Deben los polĂticos recurrir al uso indebido de sus funciones para recuperarlo? ¿O estarán sometidos a la voluntad de sus donantes?
ReflexiĂłn final
El fallo del Tribunal Constitucional ha sido bien recibido por la mayorĂa del Pueblo dominicano, y su alcance no puede pasarse por alto: permite la candidatura presidencial independiente. Este avance abre una oportunidad sin precedentes para que ciudadanos ajenos a los partidos polĂticos tradicionales aspiren a la posiciĂłn más alta del paĂs.
Con esta decisiĂłn, el sistema polĂtico dominicano se acerca un poco más a la verdadera representaciĂłn democrática, donde el poder no es monopolio de los partidos, sino una expresiĂłn genuina de la voluntad ciudadana. Sin embargo, este nuevo panorama trae consigo retos importantes, como garantizar la transparencia en el financiamiento de estas candidaturas y establecer reglas claras que fomenten la equidad en la competencia electoral.
El desafĂo ahora recae en la sociedad dominicana: aprovechar este hito para fortalecer nuestra democracia y evitar que los mismos vicios que han plagado a los partidos tradicionales se trasladen a esta nueva modalidad de participaciĂłn polĂtica.
fuente.acento.com
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