Los funcionarios de la Casa Blanca que hablaron con periodistas el martes parecĂan conscientes del impacto potencial que las sanciones econĂłmicas estadounidenses podrĂan tener en los negocios de su paĂs
WASHINGTON. Frente a la crisis en Venezuela, el presidente estadounidense Donald Trump ha amenazado con imponer sanciones econĂłmicas “fuertes”, pero los analistas advierten que su estrategia podrĂa generar un efecto contrario al buscado y reforzar al gobierno de Nicolás Maduro.
Pero el mandatario estadounidense parece seguro de enfrentar un contragolpe de Caracas, donde las crĂticas contra el “imperialismo” estadounidense han sido la respuesta preferida del gobierno a la presiĂłn del Norte.
Trump, al igual que su predecesor Barack Obama, se enfrenta a la difĂcil tarea de gestionar la larga y tĂłxica relaciĂłn entre los dos paĂses. Ninguno mantiene embajadores en sus respectivas capitales desde 2010.
Pero mientras el gobierno demócrata de Obama logró al menos reducir ligeramente las tensiones, la relación se ha agravado drásticamente desde que el multimillonario republicano asumió el poder en enero.
“Todas las opciones están sobre la mesa”, dijeron altos funcionarios de la Casa Blanca el martes, subrayando la advertencia que Trump habĂa emitido un dĂa antes.
“Estados Unidos no permanecerá de brazos cruzados mientras Venezuela se derrumba”, señalĂł Trump en un comunicado el lunes. “Si el rĂ©gimen de Maduro impone su Asamblea Constituyente el 30 de julio, Estados Unidos tomará fuertes y rápidas acciones econĂłmicas”.
“Convertirse en un dictador”
El presidente estadounidense llamĂł a su contraparte venezolano un “mal lĂder que sueña con convertirse en un dictador”.
Y altos funcionarios del gobierno que hablaron con periodistas el martes denunciaron lo que llamaron un rĂ©gimen “dictatorial” en Caracas y exigieron un “restablecimiento” de la democracia.
En el Congreso de Estados Unidos, el senador republicano Marco Rubio exigiĂł recientemente “el pleno restablecimiento del orden democrático y el respeto de los derechos básicos en Venezuela mientras el rĂ©gimen de Nicolás Maduro continĂşa su asalto contra el pueblo venezolano y las instituciones democráticas del paĂs”.
Las manifestaciones pro y anti Maduro en Venezuela han dejado cerca de 100 muertos desde el 1 de abril, en medio del casi colapso de la economĂa de esta naciĂłn rica en petrĂłleo y de los pasos del mandatario que segĂşn los opositores equivalen a una toma del poder.
Tanto la Casa Blanca como varios legisladores estadounidenses expresaron su apoyo al plebiscito simbĂłlico del pasado domingo en Venezuela, patrocinado por la oposiciĂłn, en el que 7,6 millones de personas exigieron el fin de los planes para una Asamblea Constituyente cuyo objetivo es elaborar una nueva constituciĂłn.
Moises Rendon, analista del Centro de Estudios EstratĂ©gicos e Internacionales (CSIS) de Washington, escribiĂł en un reciente artĂculo que “la acciĂłn más importante para Estados Unidos, los paĂses de la regiĂłn y el mundo es no reconocer al gobierno que salga de la Asamblea Constituyente ilegĂtima”, a la que calificĂł de “estilo soviĂ©tico”.
Pero algunos analistas advierten que una lĂnea demasiado dura de Estados Unidos podrĂa ser contraproducente.
Geoff Thale, del grupo de análisis WOLA (Washington Office on Latin America), dijo a la AFP que es “muy escĂ©ptico de que las sanciones unilaterales de Estados Unidos sean eficaces. Es más probable que hagan sentir al gobierno que no tiene otra opciĂłn que resistir, y ofrecen al gobierno un grito nacionalista contra Estados Unidos”.
“La gente morirá de hambre”
David Smilde, especialista en Venezuela en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, Luisiana, señalĂł que “es posible que el gobierno venezolano se vea fortalecido por las sanciones de Estados Unidos. No hay manera de aplicar sanciones econĂłmicas en Venezuela ahora sin hacer la situaciĂłn humanitaria mucho peor. La gente morirá de hambre”.
Las sanciones estadounidenses, agregĂł, “desencadenarĂan un enorme resentimiento entre los venezolanos” y “nunca serán bien recibidas por otros paĂses de la regiĂłn”.
La participaciĂłn de Estados Unidos en AmĂ©rica Latina carga con una enorme mochila. Estados Unidos ha sido acusado durante mucho tiempo de intervencionismo -incluso “imperialismo”- en lo que Washington a veces ha visto como su “patio trasero”.
Maduro, por su parte, ha amenazado con una respuesta “muy firme” a “las amenazas del imperialismo”. Su ministro de Relaciones Exteriores, Samuel Moncada, denunciĂł lo que calificĂł como “la insolente amenaza de un imperio xenĂłfobo y racista”.
Pero a pesar de que la temperatura diplomática entre los dos paĂses está cerca de cero, las relaciones econĂłmicas han sido cercanas: Estados Unidos sigue siendo el principal importador del petrĂłleo venezolano, y varias multinacionales estadounidenses, incluyendo el gigante automotor General Motors, han invertido fuertemente durante dĂ©cadas en lo que que vieron como un El Dorado sureño.
Los funcionarios de la Casa Blanca que hablaron con periodistas el martes parecĂan conscientes del impacto potencial que las sanciones econĂłmicas estadounidenses podrĂan tener en los negocios de su paĂs.
En opiniĂłn de Smilde, las nuevas medidas punitivas de Estados Unidos --tras las sanciones lanzadas en febrero por el gobierno de Trump contra el vicepresidente venezolano Tareck El Aissami, acusado de tráfico de drogas-- podrĂan incluso empujar a Caracas a los brazos de “Rusia y China”.
por Nicolas REVISE / Aldo GAMBOA
fuente .diariolibre.com