PUERTO CABELLO, Venezuela (AP) — Desde la sofocante cabina de un camiĂłn, Carlos Del Pino presenciĂł cĂłmo uno de sus colegas fue interceptado en medio de la vĂa por unas 20 personas que apuntándole con una pistola lo obligaron a detener su vehĂculo repleto de maĂz a granel para saquearlo, en una muestra de la ola de ataques a comercios, fincas ganaderas y transportes cargados con cualquier mercancĂa que han estremecido al paĂs petrolero en las Ăşltimas semanas.
“Eso fue una cosa de terror”, expresĂł Del Pino al recordar los momentos de angustia que viviĂł.
En catorce años como transportista, Del Pino en un buen mes puede llegar a ganar el equivalente a unos 100 dĂłlares, lo suficiente para mantener a su esposa y dos hijas. Sin embargo, a pesar de sus miedos, Ă©l entiende la desesperaciĂłn de sus compatriotas ante la severa escasez de alimentos y la inflaciĂłn que ya está por el cielo y que se estima podrĂa alcanzar este año los cinco dĂgitos.
“Ellos tienen que saquear para comer”, agregĂł.
Los saqueos esporádicos y las protestas por alimentos impulsadas por los pobres que padecen hambre han aumentado vertiginosamente en las Ăşltimas semanas en Venezuela, un paĂs que no es ajeno a los disturbios. Pero los recientes tienen un rostro diferente a los que se vieron en las protestas del año pasado que fueron protagonizadas en su mayorĂa por la clase media que tomĂł las calles para tratar de deponer al presidente Nicolás Maduro.
“Estas protestas vienen de personas de las clases más bajas que simplemente no tienen suficiente para comer,” dijo David Smilde, investigador senior de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), quien ha pasado dĂ©cadas investigando Venezuela. “Ellos quieren alivio, no necesariamente para forzar la salida de Maduro del poder”.
Las cifras de saqueos de comercios y transportes de las dos primeras semanas del año, que rondan 110, superaron en más de cinco veces los registros de enero del año pasado, y rebasaron ampliamente los reportes de enero de los últimos tres años, según la organización Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
Los violentos incidentes dejaron en las dos primeras semanas del 2018 al menos cinco fallecidos.
El salto de la cifra de saqueos ha generado inquietud entre opositores e investigadores como Marco Antonio Ponce, director del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, quien indicĂł que los ataques a las propiedades ya no se centran en las grandes ciudades sino que se ha extendido a pequeños poblados y vĂas de todo el paĂs.
Las centenares de carreteras que atraviesan de un extremo a otro el paĂs petrolero se han convertido, en medio de la crisis, en el lugar predilecto para que poblados y grupos delictivos saqueen todo camiĂłn que se accidenta en la vĂa o que se sospecha que lleva alguna carga.
Entre diciembre y enero se reportaron al menos cuatro incidentes diarios de transportistas que fueron asaltados y saqueados en las vĂas, dijo a la AP Emidio Palumbo, presidente de la Cámara de Transporte Pesado del estado costero de Vargas, quien precisĂł que segĂşn los registros que maneja el sector la inseguridad en las carreteras se ha agravado de manera alarmante en los Ăşltimos 12 meses.
Palumbo indicĂł que el sector de transporte pesado, especialmente de alimentos, ha tenido que recurrir a la Guardia Nacional y la policĂa para sacar los camiones de las fábricas y los puertos bajo la custodia de decenas de funcionarios. AgregĂł que algunas empresas privadas han tenido que contratar vigilantes particulares para escoltar sus camiones en las carreteras.
Otras empresas han optado por no transportar mercancĂas durante la noche, o sacan sus camiones en grupo para garantizar que los transportistas se cuiden entre ellos en las vĂas, precisĂł el dirigente empresarial.
Aunque el fenĂłmeno de los saqueos se viene escuchando en Venezuela desde febrero de 1989, a raĂz del conocido “Caracazo” donde fallecieron unas 300 personas al ser reprimidas por las fuerzas de seguridad en Caracas y una localidad vecina a la capital, el sociĂłlogo e investigador Carlos Aponte afirmĂł que hay grandes diferencias entre los eventos de esa Ă©poca y los que se están registrando en la actualidad.
Aponte dijo la AP que los saqueos de los Ăşltimos meses se dan en el marco de un deterioro econĂłmico y social “sustancialmente más grave” que los ocurrieron en 1989.
fuente elcaribe.com.do