Una mujer que alquiló un vientre tuvo que ir a la corte para defender los derechos sobre su propio bebé

Foto: EFE
Tucson, Arizona.- El sueño de una mujer latina de ser madre se ha convertido en una pesadilla legal en Arizona, un estado donde no son permitidos los vientres de alquiler, por lo que no le reconocen la maternidad de su hijo.
Antes de iniciar una potente quimioterapia contra un agresivo cáncer de seno que le fue diagnosticado en octubre de 2004 y al cual sobrevivió, Claudia Arévalo se preguntó si podría algún día tener un hijo.Pudo demostrar la maternidad
Para formalizar el acuerdo, la madre subrogada y la madre biológica firmaron previamente, meses antes del parto, un "contrato gestacional".
No obstante, en Arizona, no es permitida la subrogación (madre de alquiler); es decir, una mujer que acepta quedar embarazada mediante técnicas de reproducción asistida. Incluso en estados conservadores como Texas es permitida y en Nuevo México y Oregón, es permitida mediante un acuerdo en el que la madre gestacional no puede recibir pago para sus costos médicos.
La amiga de Arévalo quedó embarazada, y el niño Gabriel nació en mayo de 2014, diez años después de estar congelado.
Luego del nacimiento de su hijo, Arévalo regresó con documentos, cartas de los doctores, una declaración de la madre sustituta y exámenes médicos.
Según la ley de Arizona, la mujer debía de presentar en siete días los documentos del juez en el hospital.
"Era imposible tenerlos en siete días porque el juez dijo que podía tomarse hasta sesenta días para tomar su decisión", sostuvo la abogada.
Además de todo esto, comentó, que como madre biológica no fue aceptada en el hospital, no pudo firmar ningún papel relacionado al recién nacido y agregó que las enfermeras y los doctores prácticamente la ignoraron.
Como es normal, el hospital expidió un certificado de nacimiento con el nombre de la madre gestacional.
De acuerdo a Arévalo, incluso la amenazaron con llamar a los Servicios de Niños y Familias para que tomaran el caso hasta que esto se resolviera.
"El día que mi hijo nació, no pude cargarlo, decirle su nombre", recordó la abogada, originaria de Ciudad México.
Después de cinco meses, Arévalo pudo demostrar con los resultados de los exámenes de ADN que era la madre de Gabriel y el juez ordenó a la oficina estatal entregar un certificado de nacimiento con el nombre de Arévalo como madre del menor.
Fue así como pudo tener un número de seguro social y solicitar su pasaporte.
El abogado Scott Myers, quien representó a Arévalo, y es especialista en adopción y reproducción asistida, comentó que en estos casos el grado de dificultad depende en gran medida del juez.
La subrogación ha sido ilegal en Arizona desde la década de los 90 y fue un pretexto para combatir el tráfico de personas.
En busca de protección legal y religiosa
Arévalo contactó a las representantes estatales de Tucson, las demócratas Stefanie Mach y Victoria Steel, para buscar que se introduzca una legislación que cambie esta ley.
"Muchas personas me dicen que ya tengo mi hijo que para que sigo esta lucha, lo hago por las mujeres como yo que tienen este sueño y no lo pueden cumplir por leyes como esta", agregó.
Después de su batalla legal, el vía crucis de la abogada Arévalo no terminó allí, sino que siguió cuando llevó a su hijo a la iglesia St. Cyril de Tucson en Arizona para bautizarlo y también porque el grupo que preparaba la pastorela la invitó para participar para que Gabriel fuera el niño Jesús.
"El padre me dijo que Gabriel no podía entrar a la iglesia ni ser niño Jesús porque es un niño in vitro, eso me dolió muchísimo, era el único lugar donde podía ir después de haber pasado todo esto", contó.
Aunque la Arquidiócesis en Tucson no respondió a las peticiones de Efe para obtener una reacción sobre el caso, la Conferencia Episcopal envió un documento donde explica su postura.
"Las técnicas que provocan una disociación entre esposo y esposa por la intrusión de una persona distinta de la pareja (donación de esperma o de óvulos, de útero), son gravemente inmorales", rezaba el documento enviado a Efe de la iglesia católica.
En el mismo se explica que estas técnicas de inseminación artificial y fertilización infringen el derecho del niño a nacer de un padre y una madre conocidos por él y ligados entre sí por el matrimonio.
Según Arévalo fue el Papa Pío X quien en 1949 prohibió a los niños in vitro y dijo que no serían aceptados incluso los nacidos de padres casados.
"Sé que el papa Francisco está tratando de hacer muchos cambios y él no quisiera ver esto que está pasando en la iglesia. Lo que deben de hacer es unir a las familias y hay diferentes tipos de familias, todos tenemos el derecho de buscar a Dios y a Jesús y los niños no deben ser rechazados", puntualizó Arévalo.
De acuerdo a la Sociedad para Medicina Reproductiva, el proceso con las madres gestacionales se ha incrementado casi al doble en los últimos años y alrededor de mil bebés nacen cada año en Estados Unidos de madres gestacionales.
fuente:.eldiariony.com
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