Por Ramón Alburquerque.
Lamentablemente República Dominicana se encuentra inmersa junto a otros 11 países de América Latina, en un profiláctico proceso judicial desatado por los sobornos confesados por ODEBRECHT.
El Gobierno del PLD no puede alegar inocencia porque todos los programas, proyectos y obras oficiales son autorizados por la presidencia de la República, incluyendo los acuerdos de financiamiento y contratos de obras, los cuales solo tienen validez cuando el jefe de estado emite el PODER DE FIRMA correspondiente.
Esto significa que si los funcionarios son responsables más lo es el Presidente, mediante este razonamiento jurídico, el Presidente Danilo Medina, debería ser el principal obligado en procurar que todo se aclare hasta el final, de lo contario, el proceso podría revertirse y alcanzarle a él mismo, como ocurre cuando se insiste en manipular la justicia con trucos o vías de impunidad.
El momento que vive la República Dominicana es verdaderamente crucial, pudiendo convertirse en punto de inflexión de su historia; y ojalá, sea la vía para iniciar el fin de esta inimaginaria corrupción y de tan vergonzante impunidad que vive desde décadas.
Todos los partidos, empezando por el PRM, tienen que apoyar este proceso, y reclamar que también sean procesados los sospechosos excluidos y faltantes, porque será casi imposible juzgar a unos dejando fuera a los otros, simplemente por la cadena de delaciones recíprocas que se producirá, y que ya se asoma, lo que obviamente será un elemento positivo del proceso.
Es cierto que todo el mundo es inocente hasta que una sentencia definitiva demuestre lo contrario, con la excepción de ODEBRECHT, que como se sabe, confesó voluntariamente sus crímenes buscando reducción de penas.
Por su parte, los perremeistas podrán defender la inocencia de sus compañeros de manera individual, pero no a nombre del partido, ya que como entidad nueva muy posterior a la ocurrencia de los hechos, resulta ajena a la ocurrencia de los mismos. De ahí que no deba ser involucrada. Sería un craso error de los dirigentes que por desesperación tomaran esta senda.
El rol estratégico y mandatorio del PRM es seguir demandando investigación, juicio y condena para todos los culpables, sin importar quienes sean.
El cuadro sombrío lo vive el PLD, que se desliza por un camino de difícil retorno. Lo más seguro es que le ocurra peor que al PRD fagocitado por sus propias fuerzas internas en alegatos virulentos de sus delitos recíprocos. La debacle del PLD será registrada en los Guinness como recordatorio indeleble.
En el contexto internacional el PLD le irá peor porque este escándalo es planetario, con más resonancia fuera que local; la corporación morada simplemente quedará desnuda, aniquilada en tiempos de la más intensa exigencia ética a los servidores públicos, con naciones pregonando abiertamente la pena de muerte o el ahorcamiento a funcionarios corruptos, como son los casos de China, Filipinas, Singapur y otras más. 02/06/2017.
Fuente alcarrizosdigital.net/
El Gobierno del PLD no puede alegar inocencia porque todos los programas, proyectos y obras oficiales son autorizados por la presidencia de la República, incluyendo los acuerdos de financiamiento y contratos de obras, los cuales solo tienen validez cuando el jefe de estado emite el PODER DE FIRMA correspondiente.
Esto significa que si los funcionarios son responsables más lo es el Presidente, mediante este razonamiento jurídico, el Presidente Danilo Medina, debería ser el principal obligado en procurar que todo se aclare hasta el final, de lo contario, el proceso podría revertirse y alcanzarle a él mismo, como ocurre cuando se insiste en manipular la justicia con trucos o vías de impunidad.
El momento que vive la República Dominicana es verdaderamente crucial, pudiendo convertirse en punto de inflexión de su historia; y ojalá, sea la vía para iniciar el fin de esta inimaginaria corrupción y de tan vergonzante impunidad que vive desde décadas.
Todos los partidos, empezando por el PRM, tienen que apoyar este proceso, y reclamar que también sean procesados los sospechosos excluidos y faltantes, porque será casi imposible juzgar a unos dejando fuera a los otros, simplemente por la cadena de delaciones recíprocas que se producirá, y que ya se asoma, lo que obviamente será un elemento positivo del proceso.
Es cierto que todo el mundo es inocente hasta que una sentencia definitiva demuestre lo contrario, con la excepción de ODEBRECHT, que como se sabe, confesó voluntariamente sus crímenes buscando reducción de penas.
Por su parte, los perremeistas podrán defender la inocencia de sus compañeros de manera individual, pero no a nombre del partido, ya que como entidad nueva muy posterior a la ocurrencia de los hechos, resulta ajena a la ocurrencia de los mismos. De ahí que no deba ser involucrada. Sería un craso error de los dirigentes que por desesperación tomaran esta senda.
El rol estratégico y mandatorio del PRM es seguir demandando investigación, juicio y condena para todos los culpables, sin importar quienes sean.
El cuadro sombrío lo vive el PLD, que se desliza por un camino de difícil retorno. Lo más seguro es que le ocurra peor que al PRD fagocitado por sus propias fuerzas internas en alegatos virulentos de sus delitos recíprocos. La debacle del PLD será registrada en los Guinness como recordatorio indeleble.
En el contexto internacional el PLD le irá peor porque este escándalo es planetario, con más resonancia fuera que local; la corporación morada simplemente quedará desnuda, aniquilada en tiempos de la más intensa exigencia ética a los servidores públicos, con naciones pregonando abiertamente la pena de muerte o el ahorcamiento a funcionarios corruptos, como son los casos de China, Filipinas, Singapur y otras más. 02/06/2017.
